NUEV A YORK.- La orfandad es una de las principales causas de la miseria extrema en el mundo. Se estima que millones de seres que se han quedado sin padres o que han perdido a uno de sus dos progenitores, pululan por los indescifrables recovecos del hambre, la indingencia, el trauma, el acohol, las drogas y el fracaso.
En muchos casos, es tan demoledor el efecto sicólogico que algunos llegan hasta el suicidio.
La dificultad de superar los traumas, se hace mucho más díficil cuando las barreras burocráticas se cruzan como obstáculos para la superación.
La historia de la estudiante puertorriqueña Verónica Maldonado podría ser una de tantas, pero no.
Su madre murió de SIDA, su abuela del Mal de Alzheimer y su padre está preso por narcotráfico.
Es el caso de la puertorriqueña Verónica Maldonado, una huérfana de Nueva York que logró el éxito después que su madre muriera de SIDA, cuando ella tenía 18 meses de edad, es un ejemplo vivo de lo que la fuerza de voluntad puede lograr cuando se quiere llegar a la cima.
Después que su madre falleció Verónica cayó en manos de su abuela a quien vio a los siete años, pero la anciana también murió del Mal de Alzheimer.
Allí, comenzó un largo calvario de enfrentarse a un futuro incierto, mientras luchaba por vencer el trauma de la soledad.
Verónica, ahora con 23 años de edad es una de las estudiantes más sobre salientes del Instituto Tecnológico de Brooklyn y hace unos días, su excelencia académica la llevó a ganarse la beca de la Cámara de Comercio de ese condado que se otorga a los alumnos más sobresalientes.
“La gente que me conoce dice que siempre tengo una sonrisa. No hay motivos para llorar”, es la égida que la alumna boricua se ha impuesto por meta después de haber pasado por las dos trágicas etapas de su vida.
Octava de 12 hermanos, recuerda con nostalgia y tristeza el día en que abuela no pudo más y la dejó sola.
Verónica recuerda cuando su abuela se levantó ese día y dijo que iría a una oficina del Seguro Social, pero reapareció dos meses después.
“Aparteció en el hospital Metropolitano, cuando fui a verla, ya no me reconocía”, explica la estudiante puertorriqueña.
Viviendo con su padre y la madrastra, tenía a veces que acostarse sin cenar y en la vivienda para los inviernos, casi nunca había calefacción.
Su padre, se desesperó a tal extremo que vendía drogas para aumentar las entradas económicas de la familia, porque su salario era muy bajo.
El papá de Verónica está en la cárcel, pero ella sigue teniéndole el mismo cariño y rechaza que muchos hijos renieguen de sus progenitores por darles un estilo de vida así.
“El está en la cárcel, pero siempre ha sido un buen padre para mi, aún desde la cárcel”, sostiene Verónica.
Cuando cumplió los 12 años, no tenían donde vivir y tuvo que pasar dos años y medios en habitaciones para personas sin casas. Todos sus hermanos (en edades de 12 a 34 años) la han apoyado, gesto que ella agradece.
Dice que todas las penurias que ha tenido que pasar han fortalecido su espíritu de lucha y la han ayudado a sobrevivir, como parte de las lecciones aprendidas de sus amargas experiencias.
“Busco consejos con mis hermanos mayores y he aprendido de sus errores. Algunos de ellos tuvieron hijos cuando eran adolescentes y viendo lo díficil que eran sus vidas, decidí que tenía que estudiar”, revela la educanda.
Aunque parte de su vocación estaba en las computadoras, su atracción académica siempre fue la cocina. La decisión le vino porque sus padres sólo le permitían ver programas educativos en la televisión como de cocina y viajes.
“Esos programas dejaron una gran impresión en mi”, afirma Verónica. Será la primera de su familia en recibir un grado universitgario y se graduará en junio del año 2008.
Su promedio es de 3.7 en la escala máxima de 4.0 y su nombre ha sido agregado a la lista de decanos, lo que la hace sentir muy orgullosa.
El año pasado fue parte de un intercambio educativo entre estudiantes neoyorquinos y franceses y viajó a la ciudad de Evry, en cuya universidad cercana a Paris estuvo por un mes.
También ha hecho cursos de entrenamientos en Walt Disney.
Aspira a después de graduarse, regresar a Francia, cuya cultura la deslumbró. Asegura que sus profesores son modelos fantásticos a imitar y por ello, los observa con mucha atención.
Verónica es una de tres estudiantes en ganasr la beca Brooklyn Eats que por quinto año entrega la institución a los alumnos m ás destacados.
SUS METAS
Entre sus objetivos futuros están los de escribir un libro de cocina, administrar importantes hoteles y convertirse en planificadora de eventos.
Le gustaría administrar cruceros y balnearios y quiere entrar al staff de Walt Disney.
Su éxito académico ha servido de motivación a tres de sus hermanas que desertaron de sus respectivas escuelas y ahora han obtenido sus diplomas de GED.
La jefa del Departamento de Administración y Hospitalidad del Instituto Liz Schaible, dice que Verónica sirve de inspiración a todos.
Venciendo obstáculos que probablemente para otras personas, serían imposibles de superar, Verónica se convierte en un símbolo importante de triunfos académicos y ascenso.
Es, el éxito de una huérfana. Ver Articulo
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