Thursday, March 08, 2007

(foto propiedad de Listin Diario)
Sueños en venta

(Verdaderas Super heroes de nuestro pais)

BUSCAR EL SUSTENTO DE SUS FAMILIAS VENDIENDO EN LAS CALLES ES LA RUTINA DE MUCHAS MUJERES DOMINICANAS

SANTO DOMINGO.- Después de las dos de la tarde, ella recorre, con un pequeño contenedor plástico en cada mano, las calles del barrio de Villa Consuelo. Aunque la gelatina que vende por vasos viene a poner un toque de dulzura en el paladar de sus compradores, para Luisa Guerrero, una abnegada madre de 49 años que lucha a diario por el bienestar de su familia, la vida ha sido todo menos dulce.

Combatiendo el sol con una gorra, con su indumentaria de trabajo y una carterita a la cintura que espera por ser llenada, Luisa sale a vender sus gelatinas. Vende los pocos sueños y anhelos que le quedan a quien quiera pagarlos. Lucha por sobrevivir, mantener su casa y ver al único hijo que le queda convertido en profesional.

La muerte de su esposo la sorprendió siendo aún joven, por lo que se quedó sin gran parte del apoyo económico al que estaba acostumbrada, hecho al que sumó la muerte de su hijo mayor, quien también le daba apoyo, cuya vida le fue arrebatada hace año y medio por la terrible epidemia del sida. Sólo le restan su hijo menor y unas enormes ganas de no echarse a morir, de seguir adelante.

Desconociendo la vergüenza que otras mujeres podrían sentir en su misma situación, Luisa en cambio se siente afortunada de tener un medio honrado de subsistencia. “Me siento orgullosa de esto, porque no estoy haciendo lo mal hecho, me gano la vida honradamente y he encontrado muchas personas que me han admirado por eso”, dice y explica que su propósito es ayudar a su hijo a realizar su sueño de ser publicista.

Madre e hijo residen en Villa Consuelo, en un apartamento limpio y ordenado que se mantiene con la venta del postre, y aunque a veces lo ganado en el día no le alcanza, siempre se puede esperar mejor suerte. Con sus ventas paga los 800 pesos de renta, luz, agua, comida y cualquier eventualidad. Su hijo, aunque trabaja, gana poco, por lo que utiliza ese dinero para sus estudios.

Ella misma alguna vez tuvo el deseo de hacerse profesional pero sus recursos le permitieron llegar sólo hasta el tercero de bachillerato, por eso siempre ha apoyado al único hijo que le queda para que haga realidad ese sueño que era propio: ser profesional. Aunque a su edad asegura que ya no se puede aspirar a tanto, Luisa tiene otro sueño.

“Me gustaría tener otro medio de subsistencia porque cada vez que tengo que salir a la calle con ese sol que cojo yo hasta he llorado, pero me seco las lágrimas y sigo adelante”....Mas


Li Misol

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