Saturday, February 03, 2007


Sanky Panky": muy esperada y bien acogida


El actor Fausto Mata, en una escena de “Sanky Panky”

SANTO DOMINGO.- Como el personaje-pueblo de Juan Luís Guerra en “Visa para un sueño”, Genaro, el personaje creado por José Pintor, tiene ese mismo, idéntico sueño: está cansado de pasar privaciones, esta harto de los apagones, está hasta las narices de las promesas de los políticos, de todos los políticos, y la única solución que parecen tener a mano es irse a los Estados Unidos de Norte América.
La única diferencia consiste en el medio: Genaro no busca un bote repleto de suicidas en algún recodo de una playa desierta, sino una chica norteamericana que se sienta prendada de él, que lo quiera tanto como para llevárselo a su país y darle todos los gustos.

Eso es un sueñoY “Sanky Panky” es eso, un sueño, una desvaída ilusión que se pierde en el tiempo de ese Genaro, como se les pierde a docenas y docenas de chicos y chicas que sueñan lo mismo.

Y la película en sí, o sea, esa “Sanky Panky” objetiva, esa que vimos durante casi dos horas, es la historia de ese Genaro que consigue un “picoteo” en un fastuoso hotel de playa repleto de turistas, con la idea firme en su fea cabeza de conseguirse a esa turista norteamericana, la de sus dos amigos, Chelo y Carlitos, la de Martha y sus tías Helen y Dorothy que arriban, la primera, tratando de olvidar una pena de amor, un matrimonio frustrado, y las otras dizque ayudando a la joven a olvidar, pero locas por beber y por el sexo fácil al que no alcanzan con facilidad en su ciudad de origen porque allí son conocidas, allí no pueden desinhibirse y dar rienda suelta a sus más locas pasiones.

Y es entonces cuando Genaro se ve salvado: en su angustia, buscando deshacerse de su pasado desgraciado, Martha se aferra al hombre-pollo, o sea, a ese Genaro que nunca se atrevió ni a soñar algo semejante.

En lo que se refiere al aspecto técnico, se hace evidente que Pinky conoce su asunto, que sabe manejarse en las aguas procelosas del Séptimo Arte: es, para comenzar, una historia bien planteada por él que arranca en el barrio Capotillo y arriba sin tropezones al hotel.
Los diálogos, en términos generales, están bien llevados, tienen gracia, son ingeniosos y hay chispa en ellos, o sea, no son chistes pujados sino que surgen de las situaciones planteadas con fluidez.
En lo que se refiere a la fotografía, volvemos a Elías Acosta, que es de lo mejor que tenemos en ese tan difícil renglón: Elías sabe manejar su cámara, sabe cómo moverla, sabe cómo enfocar a los personajes, sabe encuadrar, su trabajo tiene dinamismo y refuerza con inteligencia los diálogos....Mas

No comments: